lunes, 27 de diciembre de 2010

Conciencia temporal

Ya hemos hablado en un párrafo anterior sobre la percepción del tiempo y su naturaleza relativa. Para comprender la cronocorriente es necesario que nuestra conciencia abarque la telaraña de posibilidades, tan vasta como endeble. No existen instancias a las que estemos obligados a llegar, ni el corte de un hilo significa la pérdida de un punto. Los eventos representados por las convergencias son en verdad conjuntos, que incluyen matrices de eventos subordinados. Dicha estructura se repite exponencialmente. Por lo tanto, la única manera de entender el tiempo es concebirlo en la teoría como una trama mastodóntica y aplicar a la práctica un modelo más acotado, el de una función lineal y sus intersecciones. Esta táctica no sólo simplifica toda aplicación de los métodos: es un escudo para nuestra integridad mental. Ningún investigador sensato buscaría recrear el trágico caso Peaslee.

Zemog Oderam, Obras completas. Vol. 4 “Tratado sobre los días fuera del tiempo”

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