sábado, 26 de marzo de 2011

Esgunfiado

Seguís la menesunda terráquea desde una tarde de lluvia, domingo de invierno pintado de humo. De pibe fuiste el gordito que miraba la milonga de costado, candidato del partido derrotista. Después te dejaron con la cabeza en la mano, preguntando cómo se hace para volver de esa noche larga. A veces caminás cuando se esconden las ideas para buscarlas en los pasos del vecino, en la escoba del portero, en la cara arrugada del viejo de enfrente. Miradas que aventuran un escape. Otras que miran para abajo, la baldosa, la calle, un ancla en el cemento roto. Es lunes y sabés que hoy no, pero algún día. En el fondo también sabés que algún día es el ayer y detenerse en el pasado es cosa de escabiado y rantifuso. En fin, que no hay nada. Que la tierra te va a comer hasta el último organito, que el alma del suburbio se quedará sin vos y que las almas no hacen eco.

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