domingo, 17 de abril de 2011

Némesis

Despertó aterida. Las marcas del asfalto le cruzaban las costillas allí donde los cartones habían decidido ceder. Alzó muy despacio la cabeza, la luz temprana hería sus ojos y el aire de la mañana olía a goma quemada, basura y confusión. Intentó levantarse pero su cuerpo vetó la orden. Se recostó de nuevo, sin prestar atención a los huecos entre las cajas mal acomodadas que poco hacían para disfrazar el frío del suelo. El humo mezclado con asfalto y puestos de comida inundaba su olfato, la obligaba a permanecer en el borde del sueño. Comenzaba a sentir hambre pero logró ignorar eso y empezó a soñar con el pasto la plaza las flores un niño en la arena sol... Despertó cuando una sombra ágil pasó casi sobre su cuerpo. Su peor enemigo creía poder huir. Ella, de vuelta en el gris del mundo, corrió tras él y quebró la mañana con un ladrido.

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