Antiguo gran héroe

Entra en el café con la barba blanca y el gorro de lana gris. Tal vez haya sido un marinero y las arrugas se le hayan marcado en todos esos años de fruncir el rostro para capear las tormentas. Tal vez haya sido un soldado que aún lleva la guerra en la pierna izquierda, encarnada en una esquirla negra. Tal vez haya sido un leñador y por eso las manos callosas que nunca se abren del todo para no dejar caer el hacha. Hoy es casi un fantasma cuando pide un cortado con la voz ajada, se sienta solo junto al vidrio y la mirada se le va pensando en quién sabe qué barcos, trincheras o cipreses.