martes, 11 de enero de 2011

Desubicado

Amaneció con las manos ensangrentadas. No había señales de lucha en la habitación, cada cosa ocupaba su lugar de siempre. Se incorporó aturdido, salir de la cama fue como romper la superficie del agua en busca de aire. Dejaba rastros rojos en donde apoyaba los dedos, resolvió quitarse la muerte de encima. Llegó al baño con pasos arrastrados, la física cumplió su función y el chorro de agua deshizo el color. Se detuvo helado al ver el tatuaje de la mano izquierda. Alzó la mirada para encontrarse con ojos de un verde ajeno, los ojos de ese que le había cortado toda la vida en un sueño.

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