martes, 23 de noviembre de 2010

Obertura noir

Se me cae todo lo que nunca tuve, por sostenerlo me quedan las manos entumecidas y ya ni son buenas para servirme un trago. Camino por las mismas veredas de siempre con el cemento un poco más gris, la basura más llena, el agua más podrida. Sería poético decir que te busco si alguna vez te hubiese visto, pero no puedo darte una cara. La ciudad juega una mano desequilibrada con el caos y hasta ahora va perdiendo. Yo también. No hay manera de resolver este crimen, quizás por eso me mantengo buscando pistas que las suelas o la lluvia aceitosa se encargaron de borrar hace años. A veces entre las luces enfermas y el tabaco que parece niebla, entre los tacos nerviosos bajo esas caras que ya vencieron, asoma un nombre o una dirección. Otras veces una risa punzante que no deja de agarrar el billete mugriento. Me levanto despacio empujando el humo y salgo. La tormenta saluda apagándome el cigarrillo.

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