sábado, 20 de noviembre de 2010

Tiempo y posibilidades

Puede concebirse a la cronocorriente como un pasillo extenso en cuyas paredes se abren puertas a intervalos aleatorios, las cuales conducen a otros pasillos de características similares. Cada uno de ellos parece terminar en otra puerta como las anteriores, hacia la que siempre se está avanzando sin éxito. Se ha propuesto la idea de que dicho umbral es el paso final antes de pagarle al barquero. La inocencia de este pensamiento parece calculada para eliminar el miedo a que esa última entrada se abra hacia otros corredores infinitos.

Zemog Oderam, Obras completas. Vol 4. “Tratado sobre los días fuera del tiempo”

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